Se ha estudiado a lo largo de los últimos años cómo el Amor, un sentimiento y afecto generado a nivel vincular, puede afectar el funcionamiento corriente del cerébro, llegando a las impactantes conclusiones, que el amor nutre quimicamente al cerebro de forma regulada las diversas áreas cerebrales, permitiendo llevar a cabo sus funciones adecaudamente, sin generar asociaciones de amenaza y peligro.
Por el contrario, la falta de amor, genera una alteración en el funcionamiento de áreas cerebrales fundamentales para la regulación emocional (como lo es el Sistema Límbico) y percepción de amenaza (en el caso de la Amígdala cereral). Esto nos permite desarrollar la idea que la ausencia de amor, entendida como una experiencia vincular como el apego por ejemplo, activa quimicamente al cerebro, alterando procesos funcionales básicos.
En relación a lo anterior, esta ausencia perturba las reacciones químicas de la secreción del cortizol, neurotransmisor y posterior hormona corporal producida por las glándulas suprarenales, que se encarga de procesas las señales o estímulos de amenaza que se perciben, y que en consecuencia, adapta al cuerpo a generar ajustes para afrontar aquella amenaza o peligro.
De esta manera, una persona expuesta a constante ausencia de amor, vive una alteración cerebral y corporal generada por el cortisol, que le produce poco bieinestar, pues todo exceso de cortisol genera un desbalance neuro – químico que se traduce en posterior angustia y ansiedad, y asu vez, como el cortiso también altera el funcionamiento de la amígadala cerebral, nuestro sistema interno no logra bajar la amenaza, y mantiene una constante lectura de peligro y hostilidad, por lo que convierte un circulo vicioso que solamente el amor y la persepción vincular de afecto permite balancear.
Desde la Terapia Floral, toda experiencia de desamparo, soledad, desolación, entre otras, es comprendida como desamor, y de esta manera, permite el abordaje desde esencias florales que permiten volver a la armonía y equilibrio emcional, regulando cualquier desbalance interno que se albergue.
Esencias florales como Rock Rose, Elm, Star of Bethlehem desde el Sistema Floral de Bach, permiten restituir este tipo de consecuencias, en cuanto Rock Rose trabaja sobre toda experiencia emocional traumática que nace desde el pánico y terror, y que paraliza internamente a la persona, bloqueando cualquier procesos de regulación que la persona pudiese desplegar para rectificar aquella experiencia. Por otra parte, Elm aporta sobre el estrés y abrume que se vive en la experiencia de falta de amor, logrando una auto-contención de la tensión; y finalmente, Star of Bethlehem, que repara el trauma de una herida de desamor desde el sí mismo, reparando desde la contención y consuelo.
Ps. Stefania Pietrantoni Ciuffardi.
Docente Escuela Chilena de Terapia Floral